Cine en cartelera: el regreso del canto y baile en salas

Cine en cartelera: el regreso del canto y baile en salas

Comportamiento en el cine post-pandemia: ¿cuándo es aceptable cantar?

Mientras la industria cinematográfica se esfuerza por reactivar la asistencia a las salas tras los prolongados cierres por COVID-19 y las huelgas en Hollywood, el tema de cómo comportarse en el cine se ha vuelto un punto de debate candente. Películas como “Wicked”, además de los titanes “Barbie” y “Oppenheimer”, se promocionan como eventos culturales incomparables, lo que ha llevado a nuevas dinámicas entre los asistentes.

La experiencia del cine como un evento colectivo

Cuando ciertas películas logran captar la atención del público de manera excepcional, las salas de cine pueden experimentar un ambiente completamente diferente. Durante la proyección de “Taylor Swift: The Eras Tour”, por ejemplo, los espectadores se entregaron a la alegría al bailar y cantar junto con sus ídolos, lo que generó un aluvión de reacciones en redes sociales. Esta tendencia no es nueva; en los estrenos de “Wicked”, los entusiastas también se unieron en coro, provocando opiniones encontradas entre quienes deseaban disfrutar del filme en silencio. Un video viral en TikTok mostraba a una fan vestida como Glinda, expresando su frustración con el bullicio alrededor.

De vuelta a las salas: la evolución del comportamiento del espectador

Tras un largo período de visualización en la intimidad del hogar, los estadounidenses están regresando lentamente a los cines. Sin embargo, el aumento de la asistencia ha suscitado un intenso debate sobre el comportamiento apropiado dentro de las salas. En este contexto, Cynthia Erivo, protagonista de “Wicked”, defendió en una entrevista que cantar es “maravilloso” y que todos deberían unirse al canto. En contraste, el actor Dwayne Johnson argumentó que los que han invertido en su entrada están en su derecho de disfrutar la película a su manera, incluso si eso significa cantar. Pero las opiniones siguen dividiéndose: algunos asistentes se quejan de la interrupción de la experiencia cinematográfica.

Historia de la participación del público en el cine

La participación activa del público en cine no es un concepto reciente. Ross Melnick, profesor de estudios de cine, recuerda prácticas de proyección de hace más de un siglo donde se invitaba a la audiencia a cantar junto con un organista. Por su parte, Esther Morgan-Ellis documenta cómo en los años 20 y 30 era común que el público participara en cantos previos a la proyección.

A lo largo del tiempo, ciertas normas sobre el comportamiento en los cines han cambiado y evolucionado. Antecedentes históricos muestran cómo el cine fue visto, en sus inicios, como un espacio de vicio y descontrol, llevando a debates acerca del comportamiento adecuado en la sala oscura.

La respuesta de los cines ante las nuevas tendencias

A pesar de la creciente participación de la audiencia, los cines han reportado un número relativamente bajo de quejas. Alamo Drafthouse y ACX Cinemas, reconocidos por su experiencia cinematográfica diferencial, afirman que la mayoría de las proyecciones discurren sin mayores inconvenientes.

Mientras algunos cines han optado por permitir proyecciones diseñadas específicamente para el canto, como lo hace UC con “Wicked”, otros han adoptado políticas más estrictas, como Alamo Drafthouse, que prohíbe el uso de teléfonos y los comportamientos disruptivos.

Innovaciones en la experiencia cinematográfica

Para atraer a más público tras la pandemia, los cines han comenzado a diversificar las experiencias que ofrecen. ACX Cinemas, por ejemplo, se ha embarcado en iniciativas creativas como brunch temáticos y oportunidades para fotos con personajes de “Wicked” y “Moana”. Además, se han empezado a ofrecer cubetillas de palomitas temáticas en función del estreno.

Dicha gama de opciones también incluye eventos de “cine fiesta”, donde la interactividad está en el centro de la propuesta. En estos eventos, se fomenta la participación, permitiendo que los asistentes se sientan parte integral de la experiencia.

En conclusión, mientras el comportamiento en el cine continúa evolucionando, las salas están adaptándose a las demandas de un público que busca no solo mirar, sino vivenciar el cine de formas nuevas y emocionantes. La verdadera pregunta que queda en el aire es: ¿hasta dónde se puede llevar la interacción sin comprometer la experiencia del cine?